martes, 5 de diciembre de 2023

SLIPSTREAM (O de como la ciencia ficción ya no es ciencia ficción)

Juan Arellano

Este artículo no es reciente, pero merecería serlo, ya que su vigencia es absoluta. Yo prefiero llamar "narrativa conjetural" lo que otros denominan slipstream, pero solo es cuestión de gustos, y estamos hablando prácticamente de lo mismo.

 

Me precio de ser aficionado a la Ciencia Ficción desde hace muchos años, sin embargo tampoco lo sé todo. Prueba de ello se dio hace unos días, cuando leyendo una entrevista a la escritora Kit Reed publicada en Axxón, me encontré con el término slipstream. Interrogada si se siente una escritora de género o no, ella responde entre otras cosas: “La ciencia ficción norteamericana ha desarrollado una nueva etiqueta, slipstream. Se aplica a los escritores que no escriben ficción realista ni naturalista, cuya obra se separa de las convenciones literarias conocidas para explorar lo desconocido. Es la palabra justa para mí”.




Hasta ese momento mi única referencia para la palabra slipstream era un antiguo video de Jethro Tull que aún conservo. Pero bueno, ahí estaba la palabreja y yo solo con lo leído, así que una rápida visita por la Wikipedia me dijo que slipstream era un tipo de ficción que cruza los convencionales límites de género y no cuadra dentro de los confines de la Ciencia Ficción/Fantasía ni de la Ficción Realista. (A kind of fiction that crosses conventional genre boundaries and doesn’t sit comfortably within the confines of either science fiction/fantasy or mainstream literary fiction.)

 

Pero fue después cuando me sentí un lego en la materia, al leer líneas más adelante que el término lo había acuñado Bruce Sterling ya en los lejanos 80’s, bueno, en el 89 para ser exactos, en un artículo publicado en la columna “Catscan” de la revista Science Fiction Eye. (Dicho sea de paso en este enlace encontrarán catorce artículos de Sterling publicados en dicha columna, todos muy, pero muy interesantes para los aficionados a leer reseñas sobre libros que a la vez son pequeños tratados sobre teoría de la ciencia ficción. Y en este otro enlace, más artículos de Sterling publicados en diferentes medios. Todo dentro de la web de la EFF Electronic Frontier Foundation, de la cual BS es parte.)

 

Sterling dice: “Este género no es  «categoría» cf, ni siquiera «género» cf. Por el contrario, es una forma contemporánea de escritura que se enfrenta a la realidad consensuada. Es fantástica, a veces surreal, en ocasiones especulativa, pero no rigurosamente. No es su objetivo causar un «sentido de maravilla» o extrapolar sistemáticamente a la manera de la cf clásica. Al contrario, es una forma de escritura que simplemente te hace sentir muy extraño; como lo hace el vivir a finales del siglo veinte, si uno es una persona de cierta sensibilidad. Podríamos llamar a esta clase de ficción “Novelas de Sensibilidad Postmoderna”, pero eso suena bastante mal en una estantería por categorías, y además necesita un acrónimo; así que por conveniencia llamaremos a estos libros slipstream.

 

Al final de su artículo Sterling da una extensa lista de obras de autores principalmente considerados como de mainstream que, a su criterio, entran en la nueva definición dada. Pero, ¿y qué de los escritores formados en la cf que deciden también sacar un poco los pies del plato y experimentar? James Patrick Kelly tiene datos al respecto en un artículo llamado (cómo no) “Slipstream”, que fue publicado en la revista Asimov’s Science Fiction. Para empezar le pregunta a un crítico llamado Rich Horton, qué es slipstream, y esta es la respuesta:

“Es mayormente definida, creo, como ficción que cruza los límites del género. Sin embargo, no estoy seguro que esto sea muy satisfactorio: ¿Bóvedas de acero de Isaac Asimov es slipstream porque cruza los límites de género entre la CF y el Misterio? Entonces, pensándolo, decidí que, para mí, las historias de slipstream son un poco como el realismo mágico. La clave es que son inexplicadas. Fantasía «real» o cf tienen estos elementos incrustados en su trasfondo y así tienen sentido, en slipstream tan sólo están ahí. En un sentido, la cf trata de hacer lo extraño familiar, mostrando elementos cienciaficcionales en un contexto que nos ayude a entenderlos. Slipstream trata de hacer lo familiar extraño, al tomar un contexto familiar y alterarlo con elementos cienciaficcionales o intrusiones fantásticas”.




 

Más adelante, Kelly nos indica un par de sitios donde buscar a algunos de nuestros conocidos autores de cf, y a otros nuevos que, obviamente no son tan conocidos, experimentando con el slipstream: Fantastic Metropolis, donde encontrarán a autores como China Miéville, Carol Emshwiller, Paul Di Filippo, Kelly Link en cuanto a ficción y ensayos de Michael Moorcock, David Langford, James Sallis y Jeffrey Ford. También cita a la revista Strange Horizons donde se puede encontrar a autores como Aynjel Kaye, Benjamin Rosenbaum, Jenn Reese, Jay Lake, Tim Pratt, y Timons Esaias.

 

Luego, nuevamente le pregunta a Horton si piensa que el slipstream podría ser la próxima «gran cosa» en el género, o quizás un sucesor de la cf y le responden: “Espero que no lo último, no quiero perder la vieja cf. Pero creo que las técnicas del slipstream pueden ayudar a describir un mundo a nuestro alrededor que parece de cf, un mundo que cambia lo suficientemente rápido y es lo suficientemente multicultural como para que la vida de todos los días pueda parecer extraña.”

 

Finalmente Kelly nos dice: “La cosa es, sé lo que se siente cuando escribo CF y fantasía, entiendo lo que cuesta construir los mundos y elaborar las tramas. Pero cuando escribo slipstream, me encuentro a mi mismo adoptando estrategias distintas, cambiando mis expectativas. No entiendo todo, la escritura se siente diferente. Extraña. … (slipstream),  está cerca a la cf, pero no es lo mismo. Sin embargo, como atrae a más escritores talentosos, slipstream está jalando a la cf en su dirección. ¿Dónde terminaran estas dos formas de escribir?”

 

En otro artículo, titulado “Género”, el mismo Kelly habla de la CF, de sus definiciones y de esos autores que parecen estar entrando y saliendo continuamente de los géneros establecidos en la literatura. En su ensayo «Una Introducción a las Artes Intersticiales» Delia Sherman imagina un continente llamado “Literatura” con los países llamados “Misterio”, “Romance”, “Thriller” y “Ficción local”. Ella escribe: “La Ficción Histórica, el Realismo Literario, la Ficción Afro-Americana, y la Ficción Local han formado una alianza, Literatura mainstream, la cual permite pasar libremente a través de los límites de unos y otros”. Otros países, incluyendo la fantasía y la ciencia ficción, están aislados. Ella argumenta que ciertos escritores, cuyo trabajo podríamos estar tentados a llamar slipstream son, en realidad, intersticiales, es decir, rondan los límites entre estos países literarios. Este es un concepto muy útil pues evita que el slipstream se vuelva un género en sí mismo. Los escritores intersticiales no firman contrato de género o, más bien, el contrato es que las reglas serán rotas y las expectativas de género desbaratadas.

 

Luego reflexiona: Puede que el slipstream sea la moda en estos momentos, ¿Pero es nuevo? ¿Los artistas de la cf no han estado cruzando límites desde hace tiempo? La teoría de las artes intersticiales y su esguince, el slipstream, es que estos formatos habitan el territorio entre nuestro género y varios otros géneros. Si las mejores mentes de nuestro campo no se pueden poner de acuerdo en lo que es la cf, y sin una definición coherente, ¿Cómo sabe un escritor cuando ha cruzado un límite? Luego, entre otros cita a Jonathan Carroll que dice: “En estos años mi trabajo ha sido descrito como fantasía, horror, ciencia ficción, mainstream, slipstream, rap, house, y cha cha cha”.




 

Kelly termina diciendo: “En su provocador ensayo del año 1998 «La Promesa desperdiciada de la Ciencia Ficción», el algunas veces slipstreamereño Jonathan Lethem propuso una historia alternativa de nuestro género: «En 1973 la novela Gravity’s Rainbow de Thomas Pynchon ganó el Premio Nebula, el más alto honor concedido en el campo una vez conocido como ‘ciencia ficción’, un término ahora mayormente olvidado.»  En nuestra realidad, Arthur C. Clarke ganó el premio por Cita con Rama. El ensayo de Jonathan era acerca de qué hubiera sucedido si la cf se unía al mainstream (o corriente principal de la literatura). Él argumentaba que sería mejor para todos si no hubiera géneros, si el continente de “literatura” de Delia Sherman no tuviera límites. En tal utopía literaria no habría CF ni slipstream ni mainstream. Todos seríamos solo una gran familia felíz. Si, correcto. Y eso sucederá cuando un robot sea Papa. (Alusión a un cuento de Robert Silverberg, “Buenas noticias del Vaticano”.)

 

Y bueno, después de empaparme de todo esto y recordar tantas discusiones sobre CF, recordé dos que tuvieron lugar no hace mucho en la lista de correos de Coyllur así como en el post Test de Turing-Enrique Prochazka que publiqué hace un par de meses. Comento en dicho post una reseña hecha sobre el libro en la cual el reseñador dice: la temática abordada no es la anticipación, aunque esta sea su forma de expresión, lo cual me parece bastante rebuscado como forma de dar a entender que el libro no es cf (Y que probablemente sus virtudes se deban a este pequeño detalle). Mi amigo Daniel Salvo, tanto en la lista de correos como en un comentario en el post dice: “lo primero en lo que uno piensa, al conocer que una novela o cuento toca temas como la inteligencia artificial o el futuro posible, es en la ciencia ficción. Pero en el Perú, aparecen extraños críticos especialistas en demostrar la cuadratura del círculo, es decir, que dichas obras pueden ser cualquier cosa, relacionarse con cualquier género, admitir cualquier influencia, menos ser ciencia ficción. (Antes que me olvide, creo que Prochazca puede ser llamado un escritor peruano de slipstream, al igual que Victor Coral y Enrique Congrains, según me recuerda Daniel).

 

Inicialmente, de acuerdo con lo que comentaba Daniel pensé, luego de leer todo lo anteriormente citado, que lo que los críticos hacen, locales o no, es solamente seguir las tendencias del mundo literario anglosajón, si allá se pone de moda hablar de esas obras que están emparentadas con la cf de tal manera que no se piense que sean cf, pues ellos hacen lo mismo, claro que probablemente no estén informados del motivo, pues no dicen el porqué, ni siquiera mencionan la palabra slipstream o hablan de un nuevo género o corriente literaria. (Si lo han hecho agradeceré me saquen de mi error, hace poquísimo tiempo yo tampoco estaba informado de esto, pero yo no soy crítico literario). Personalmente si alguien evita leer libros clasificados como cf pues es su problema, yo no dejo de leer los que dicen policiales o misterio o históricos simplemente por el hecho que lleven esa etiqueta.

 

Pero vale hacer una pausa y recordar que no son sólo los críticos quienes obvian a la cf, también los propios autores le huyen a la etiqueta como gatos escaldados al agua caliente. Recientemente en el último boletín del sitio Literatura Fantástica publican reseñas a libros de 3 escritores mainstream que a nuestro modo de ver incursionan en el género, pero no necesariamente ellos opinan lo mismo. Cada caso es diferente, Philip Roth nunca ha sido muy asociado a lo que es cf, Kazuo Ishiguro niega que sus obras sean cf y Michel Houellebecq mantiene una ambivalencia con el género según con quien hable, aunque ha escrito laudatoriamente acerca de escritores medulares de la cf.

 

Volviendo a las discusiones en la lista de Coyllur, nuevamente Daniel Salvo dice: creo que una definición «final» de lo que es o no cf es muy difícil o acaso imposible, y que a la cf le va muy bien sin importar cómo la defina fulano o zutano. Pero también se siente como patada al hígado oír o leer opiniones sin fundamento, y que encima, estas sean más tomadas en cuenta por los medios de comunicación. Y el ubicuo Sergio Gaut vel Hartman contesta: “sigamos construyendo en el espacio incierto y virtual, en las realidades desfasadas y rotas, en los campos oníricos y puramente ficcionales, los productos de nuestra imaginación y nuestra inventiva. Siempre estaremos un paso adelante y eso es algo que no soportan, pero que no está en nuestras manos cambiar. ¿Sonó arrogante? La cf (o como se llame) es la actividad creativa humana más arrogante que existe. Es hora de que asumamos esa arrogancia sin culpa y como los «diablos» de El fin de la infancia tengamos paciencia con los que siguen discutiendo la construcción del párrafo, el uso del anacoluto, las metonimias, las epanalepsis, las anadiplosis, los disfemismos, las sinécdoques y las écfrasis, por citar solo algunas de las amigas de los escritores del Café Mainstream. Nosotros estamos en otra, se llame como se llamare…”

 

Al final de todo, más allá de haber incorporado una palabra más a mi léxico, pues creo que nada ha cambiado. Seguiré comprando libros que me llamen la atención sean o no de cf, seguiré teniendo a la cf como mi género literario favorito, y sobre todo seguiré apasionadamente atento a discusiones sobre la cf que no terminan en nada, como ésta.


Juan Arellano Valdivia nació en Sierra de Lima, a 4200 m de altitud, Perú, en 1960. Su profesión es Programador de Sistemas, campo en el que trabajó hasta hace algunos años, pero actualmente se dedica al comercio y al desarrollo de temas relacionados con Internet, el más relevante de los cuales es haber fundado y conducido BlogsPerú http://blogsperu.com, el primer directorio de blogs peruanos. Es colaborador de Global Voices en inglés y de su versión castellana, http://es.globalvoicesonline.org.

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