jueves, 29 de agosto de 2019

NAZISMO Y CIENCIA FICCIÓN - Futuros y pasados posibles de Hitler


Patricio Pron

Sinergia se engalana con la presencia de Patricio Pron. ¿Por qué lo digo? Lean la sintética biografía que insertamos al final de su artículo y lo sabrán. Con respecto al trabajo en sí mismo no agrego nada: el título habla a las claras y obliga a leerlo.


NINGUNA HISTORIA reciente de la literatura menciona obras como “El crepúsculo de la tierra” o “La raza de los amos”; y sin embargo, fueron escritas algo antes de 1953. Merecedor de un premio Hugo póstumo, Adolf Hitler, su autor, disfrutó de una cierta popularidad en los Estados Unidos en la segunda mitad de los años treinta, como lo prueba el éxito obtenido por sus novelas “El emperador de los asteroides”, “Los constructores de Marte” y “El triunfo de la voluntad”. Nacido en Austria el veinte de abril de 1889, Hitler emigró en su juventud a Alemania, país en cuyo ejército sirvió durante la Gran Guerra; en Múnich intervino durante un breve período en actividades políticas extremistas antes de emigrar en 1919 a los Estados Unidos, donde se ganó la vida como ilustrador y traductor ocasional en el Greenwich Village para luego comenzar a escribir ciencia ficción. Murió en 1953, poco después de terminar “El señor de la esvástica”, obra en la que resumió sus principales preocupaciones.

Esta (por supuesto) sustancial alteración del pasado es propuesta por Norman Spinrad en El sueño de hierro (1972); pero la suya no es la única reescritura de los hechos de la que disponemos: autores como Kurt Vonnegut, Philip K. Dick y Brad Linaweaver, entre otros, urdieron relatos alrededor de la figura de Adolf Hitler y los trágicos hechos que este desencadenó. Las suyas y decenas de otras ficciones pretenden explicar un horror que aún perturba, suscitado por una concatenación de hechos tan implausible que solo parece poder ser narrada por un género que se rebela una y otra vez contra el concepto de verosímil.

UNA FICCION PATOLOGICA. En su “Comentario a la segunda edición”, Spinrad describe “El señor de la esvástica” como un libro “escrito en seis semanas por un escritor de obras populares que nunca demostró talento literario, y que bien pudo haber escrito el libro mientras sufría los primeros síntomas de una paresia” o parálisis leve inducida por la sífilis; sus complejas coreografías militares, el fálico saludo doctrinario y el uso de cuero negro en los uniformes de las SS serían el producto, asimismo, de un “fetichismo mórbido inconsciente, que solo puede atraer a una personalidad muy desequilibrada”.

El sueño de hierro es un complejo juego literario donde lo que ha sucedido no ha tenido lugar pero se impone sobre la realidad, las opiniones del narrador rebasan las de sus personajes y el nazismo resulta de la búsqueda de pureza racial en un mundo post-atómico: en él, un héroe racialmente puro conquista el poder en Heldon (de “Held”, héroe en alemán) e inicia una guerra contra la humanidad degenerada por la radiación. El libro no es una ucronía, es decir, una reconstrucción lógica de la historia a partir de acontecimientos que nunca sucedieron: lo que Spinrad narra ha tenido lugar, con ligeras variantes (no hubo conflagración nuclear, por ejemplo), en el mundo extratextual; en el del texto, sin embargo, la idea de que un megalómano embarque a todo un país en una guerra racial solo puede resultar verosímil en el marco de una ciencia ficción “patológica”. Sostener lo contrario significaría, según el narrador, “aceptar como verosímil la idea de que una nación se arrojará a los pies de un líder por obra de manifestaciones multitudinarias de fetichismo público, de orgías de estridente simbolismo fálico, y de asambleas de oratoria histérica adornadas con antorchas. Es evidente que una psicosis nacional de ese carácter no cabe en los límites del mundo real”.




UN LIBRO COMO CLAVE. Ubicar la pesadilla nazi dentro de esos “límites” ha sido tarea de docenas de autores, entre ellos Spinrad. En los manuales del género se utilizan las expresiones “historia alternativa”, “ucronía”, “alohistoria”, “contrafactual” y “What-if” para describir obras como la suya en las que, en un determinado momento del pasado, se produce un punto de divergencia (“POD” por sus siglas en inglés) a partir del cual el devenir histórico tal como lo conocemos se ve modificado. Sus antecedentes se remontan a la novela de Benjamin Disraeli El maravilloso cuento de Alroy (1833), acerca de un judío que funda un imperio global con capital en Bagdad durante el siglo XII, Todavía puede suceder de Edmund Lawrence (1899), donde Napoleón invade Gran Bretaña, y la obra de Castello Newton Holford Aristopia: una historia novelada del Nuevo Mundo (1895), en la que se fabulan unos Estados Unidos muy distintos de los que conocemos.

Una versión refinada de la ucronía en la que aparece el juego de espejos del libro dentro del libro puede encontrarse en el bestseller de Brad Linaweaver Luna de hielo (1988), donde los diarios de Joseph Goebbels y su hija permiten acceder a un relato de primera mano de la victoria nazi así como a un plan de las SS para eliminar a todos los no-arios mediante armas químicas. En Patria (1992), en cambio, la Alemania nazi ha tenido éxito al invadir Rusia en 1941 y, tras descubrir que Gran Bretaña ha descifrado el código Enigma, ha firmado un tratado de paz con sus enemigos; para 1964, el Reich se extiende por gran parte de Europa al tiempo que Francia y Gran Bretaña se encuentran bajo regímenes títeres, grupos de guerrilleros aún combaten en la antigua Unión Soviética, la Casa Blanca es ocupada por un Kennedy que realiza una tibia apertura a Berlín y Hitler se prepara para celebrar su septuagésimo quinto cumpleaños. Unos días antes de la celebración, Xavier March, el detective de homicidios de la Kriminalpolizei (policía de investigaciones), es llamado a esclarecer el asesinato de un oficial nazi de alta graduación: su investigación revela lo sucedido con los judíos durante la guerra, en esta novela de Robert Harris y en el mundo extratextual.

Más importante (y considerablemente mejor escrita que las anteriores), Buena puntería (1982), la novela de Kurt Vonnegut, instala el nazismo en el Medio Oeste estadounidense a través de la figura de Rudy Waltz, el heredero singularmente perturbado de una familia acaudalada cuya vocación artística lo lleva a instalarse en Viena al final de la Primera Guerra Mundial con la idea de ingresar en su Escuela de Bellas Artes; no lo consigue, pero allí conoce a un sujeto llamado Adolf Hitler que también ha fracasado en su examen de ingreso a la institución, de cuyas ideas se empapa: Waltz le compra unas acuarelas por compasión y de esa manera, salvándolo de una muerte segura, pone en marcha la Historia tal como la conocemos.

Escrita por Philip K. Dick en su etapa más turbulenta, El hombre en el castillo (ganadora del Premio Hugo de 1963) describe un mundo ligeramente distinto al de Buena puntería: en él, japoneses y alemanes han ganado la Segunda Guerra Mundial y ocupan los Estados Unidos; mientras los primeros controlan Hawái y la Costa Este, el área de influencia de los segundos se extiende por el Oeste y el Sur, aunque disminuye en el área de las Montañas Rocallosas. Pesadillas similares serían inventadas luego por diferentes autores, con ligeras variantes, pero Dick fue el primero en abordar semejante coyuntura. En su libro, dos obras son de importancia capital: el I-Ching, consultado cotidianamente por los personajes (y que Dick utilizó para dar forma a su novela), y The Grasshopper Lies Heavy, un libro censurado por los nazis cuyo autor es Hawthorne Abendsen. Un puñado de personajes caminan sobre un hilo tensado entre esos dos volúmenes: Mr. Tagomi, preocupado por la definición de lo que es correcto en oposición a lo equivocado; Frank Frink, un artesano que falsifica artefactos de la cultura popular norteamericana de preguerra; y su ex esposa, quien se siente fascinada por el libro de Abendsen, que describe a Estados Unidos como triunfador de la Segunda Guerra Mundial, y se dirige a las Rocallosas para encontrar a su autor sin saber el peligro al que lo expone con ello.

En el mundo de El hombre en el castillo Japón y Alemania se encuentran al borde de una guerra nuclear, la esclavitud es tolerada y la raza negra ha sido eliminada por los nazis, que ultiman en su persecución a los pocos judíos sobrevivientes. El interés obsesivo de los ocupantes japoneses por los viejos artefactos de la cultura estadounidense resulta uno de los hallazgos de Dick: justifica la especulación sobre la historia como fuente de legitimación última de lo real al ser puesta tácitamente en entredicho por Frank Frink, que la falsifica. El libro de Hawthorne Abendsen es una ficción que, paradójicamente, solo puede ser leída como tal en el interior de la ficción de Dick; porque aunque distorsionada, es nuestra realidad histórica.




UN HOMBRE SIN ATRIBUTOS. Aunque difícil de ubicar en el marco de la ciencia ficción, El joven Adolfo de la escritora inglesa Beryl Bainbridge, por su parte, es una ucronía que narra otra versión posible de los hechos históricos. Hacia 1912 Hitler huye a Inglaterra para eludir el servicio militar y se refugia en la casa de su hermano, un vendedor de hojas de afeitar; aunque el viaje nunca tuvo lugar (según Ian Kershaw), Bainbridge se vale de los rumores en torno a él, de los que algunos biógrafos se hacen eco, para ofrecer un retrato impiadoso de los años de miseria y depresión de Hitler exponiendo así una fundamentación plausible de qué pudo haberlo llevado a desatar el mayor horror de los tiempos modernos.

El magnetismo de la figura del Führer y el enigma que esta representa han llevado en numerosas ocasiones a que las razones del ascenso del nacionalsocialismo se reduzcan a las supuestas características personales de su líder, lo que, a su vez, ha tentado a escritores como Bainbridge a escribirle una biografía alternativa a menudo más verosímil que la que se corresponde con los hechos históricos. Un ejemplo es la reciente Ha vuelto de Timur Vermes (2012), que, sin alterar sustancialmente su biografía hasta 1945, lo imagina “despertando” en Berlín en 2011, convirtiéndose en estrella de la comedia televisiva y empleando su popularidad para volver a hacerse con el poder. Un caso similar es el de la novela de Jean-Pierre Andrevon Le dernier dimanche de Monsieur le Chancelier Hitler [El último domingo del Señor Canciller Hitler] (1995): en ella, sin embargo, Estados Unidos y Japón no han intervenido en la Segunda Guerra Mundial y Alemania ha sido derrotada por la Unión Soviética; también la novela de Stephen Fry Haciendo historia (1996), en la que un estudiante graduado en esa disciplina en Cambridge tiene la posibilidad de establecer un punto de divergencia en 1889 dejando estéril a Alois Hitler, padre de Adolf; al regresar al presente se encuentra con un mundo donde un líder carismático (que no es Hitler y lo sobrepasa en capacidad militar) conduce a una Alemania nazi a la conquista de Europa, con una Solución Final ligeramente diferente a la que tuvo lugar en el mundo extratextual. Algo similar ocurre en Painted Bridges [Puentes pintados] (1994) de Barbara Delaplace, en la que Hitler es confinado en 1910 en un asilo donde un psiquiatra judío que experimenta con terapia artística consigue “curarlo”, con las consecuencias históricas por todos conocidas. En La part de l’autre [La parte del otro] (2001), por su parte, Eric-Emmanuel Schmitt presenta la vida de un Hitler al que sí aceptan en la Escuela de Bellas Artes de Viena y en Elleander Morning (1984) Jarry Yulsman lo “mata” en 1913 solo para que años después una mujer lea un extraño libro titulado Time-Life History of World War II y acceda a la historia alternativa, es decir, real. Curiosamente, la posibilidad de que Hitler hubiera sobrevivido a la guerra, que tanto eco ha encontrado entre los aficionados a las teorías conspirativas en el Río de la Plata, es apenas tenida en cuenta en el marco de la ciencia ficción.

Una excepción a esto es la nouvelle de George Steiner, El traslado de A. H. a San Cristóbal (1981), en la que un anciano y decadente Hitler logra sobrevivir a la Segunda Guerra Mundial y es hallado en la selva amazónica por un comando judío. Basado explícitamente en El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, el controvertido texto de Steiner cumple uno de los sueños más caros a los judíos: encontrar a Hitler vivo para interrogarlo sobre el por qué del Holocausto.

EL FANTASMA DE LA LIBERTAD. Quizás el más obvio de los recursos a la hora de intentar una ucronía sea el del viaje en el tiempo, que Gregory Benford y Jack L. Chalker utilizan en Valhalla (1986) y The Shadow Dancers [Los bailarines de la sombra] (1997) respectivamente. Más aquí o más allá de lo predecible se encuentran obras como Memo to the Leader [Memorándum para el líder] de William Walling (1978), Reich de Alain Paris (1986) y “Le bourreau de Rostock” [El verdugo de Rostock] de Franck Morrisset (1999). El uso de este recurso argumental arrojó mejores resultados (inolvidables, de hecho) en otros dos libros, sin embargo: Matadero Cinco o La Cruzada de los Niños de Vonnegut (1969) y El cuerno de caza de Sarban (1952).

Billy Pilgrim, protagonista del primero de ellos, es un hombre alienado por la terrible tragedia de la que ha sido espectador, una víctima de los extraterrestres o una suma de ambos. Su peregrinaje comienza cuando es testigo del bombardeo aliado a la ciudad de Dresde, un hecho real ocurrido el 13 de febrero de 1945 que costó la vida a más de cien mil civiles, que murieron en cuestión de horas incinerados o asfixiados por bombas incendiarias; tras ser liberado por los rusos, Pilgrim vaga por una ciudad en ruinas hasta ser, aparentemente, secuestrado por unos extraterrestres, que lo exhiben en un zoológico con la expectativa de que se reproduzca con una actriz de cine: enfrentarse con la realidad de su animalidad refuerza en Pilgrim sus ideas acerca de la insignificancia de la vida humana y le sugiere ácidas reflexiones que los extraterrestres refutan, argumentando que solo se debe disfrutar de los momentos felices, olvidando los otros.

De este argumento, insatisfactorio para personaje y autor, resulta la ambigüedad del libro, puesto que Matadero 5 es tanto una novela de ciencia ficción como una reflexión moral. El libro parece mostrar que incluso una persona por completo integrada con su medio social puede albergar a alguien torturado por los recuerdos, incapaz de otra cosa que no sea peregrinar por las diferentes estaciones de su vida en busca de una explicación. En ese sentido, su relato sobre la cautividad entre los extraterrestres parece una fabulación inventada para llevar algo de cordura a un mundo enloquecido por la guerra.




EN POCOS GÉNEROS la distancia entre la idea genial y el exabrupto es tan corta como en la ciencia ficción. Así, numerosos autores han caído en el ridículo al intentar encontrar una variante al tema nazi, algunos al parecer sin hacer nada por evitarlo. En The Sacrifices of War [Los sacrificios de la guerra] (1998), por ejemplo, Robert E. Sojka describe una contienda naval hacia 1945 entre nazis y aztecas. David Brin narra el destino de un oficial norteamericano a punto de ser sacrificado por los nazis mediante un ritual que (ay) acaba despertando al panteón noruego en Thor meets Captain America (1986). Albert Einstein deviene músico profesional y posteriormente espía envuelto en líos de faldas por culpa de la tentadora Eva Braun en “Al Einstein-Nazi Smasher!” [Al Einstein, ¡el nazi está como un tren!] de Lea Hernández. El mismo Brad Linaweaver cae en el ridículo en “Under an Appalling Sky” [Bajo un cielo atroz] (1992), donde una expedición internacional dirigida por los nazis en 1941 con el propósito de desacreditar al judaísmo busca el Santo Grial pero encuentra… al Yeti.

UN MUNDO FUTURO. En 1943 Alan Querdillion pierde el sentido cuando recibe una descarga eléctrica al intentar escapar de un campo de concentración alemán; al despertar, advierte que está en un hospital cuyo personal viste uniformes de un material desconocido y se niega a decirle dónde y en qué año vive. Querdillion ha recobrado el conocimiento en un futuro en el que los nazis han triunfado en la Segunda Guerra Mundial, ahora llamada Guerra de los Derechos Germanos: descubrirá que se encuentra bajo la órbita del conde von Hackenberg, el guardabosque mayor del Reich, quien ha llevado la caza de humanos a un inaudito grado de perfección sádica.

El autor de esta inquietante pesadilla es John William Wall, del cual hasta fecha reciente solo se conocía su seudónimo: Sarban. Nacido el seis de noviembre de 1910 en el condado inglés de South Yorkshire, formó parte del servicio diplomático cumpliendo funciones en Medio Oriente y África del Norte desde 193; en 1952 publicó El cuerno de caza. La obra de Sarban incluye, entre otros, las colecciones de relatos Ringstones and Other Curious Tales [Piedras angulares y otros cuentos curiosos] (1951) y The Doll Maker and Other Tales of the Uncanny [El fabricante de muñecas y otros cuentos extraordinarios] (1953), además de varios libros inconclusos, uno de los cuales no ha acabado de ser traducido al inglés aún, por estar escrito parcialmente en un dialecto del árabe. Wall murió en Monmouthshire en 1989.

Un mérito de su libro es introducir gradualmente el futuro de horror en que su personaje se encuentra; otro es no limitarse a la tópica descripción de las hordas de humanos clonados. Sarban muestra la Alemania triunfante como una nueva sociedad feudal dominada por una especie de dios loco cuya perversión y absolutismo expresa la violencia en la que se basa la ideología nazi; para el autor, el fin lógico de la barbarie nazi no era la eliminación de los judíos o la obtención de “espacio vital” para el pueblo alemán, sino la total imposición de un régimen sádico basado en la violencia y la sumisión. Cuando Querdillion reflexiona sobre lo que ha visto, solo puede describirlo como “el terror de lo indescriptible”; su afirmación alcanza a todos los intentos ficcionales por intentar explicar lo que resulta inexplicable: la imposición de un régimen de terror con la anuencia y parcialmente el apoyo de millones de personas.

Patricio Pron nació en Rosario, Argentina, el 9 de diciembre de 1975. Es doctor en filología románica por la Universidad Georg-August de Göttingen, Alemania. Su trabajo ha sido premiado en numerosas ocasiones, entre otros con el Premio Juan Rulfo de Relato, y traducido a más de media docena de idiomas. Entre sus obras más recientes se encuentran los libros de relatos La vida interior de las plantas de interior (2013) y Lo que está y no se usa nos fulminará (2018), así como las novelas El comienzo de la primavera (2008), El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia (2011), Nosotros caminamos en sueños (2014) y No derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles (2016), el ensayo El libro tachado: Prácticas de la negación y el silencio en la crisis de la literatura (2014) y el libro para niños Caminando bajo el mar, colgando del amplio cielo (2017). En 2010 la revista inglesa Granta lo escogió como uno de los veintidós mejores escritores jóvenes en español. Recientemente fue galardonado con el Premio Alfaguara de Novela 2019. Pueden obtener más información sobre él en: https://patriciopron.com/

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